Jardines verticales y un ejemplo fascinante: Santalaia
En el extremo oriental de la ciudad de Bogotá, capital de Colombia, se alza, verde, frondoso e imponente, uno de los jardines verticales más grandes del mundo. Se trata de un edificio residencial del barrio Rosales, que si no fuera por las construcciones convencionales que lo rodean, fácilmente se dejaría perder entre los cerros poblados de árboles que se encuentran en su cercanía.
Santalaia, inaugurado en diciembre de 2015, es el nombre que se le dio a este proyecto de infraestructura ecológica llevado a cabo por la constructora Exacta Proyecto Total, con el apoyo de Groncol (empresa dedicada al diseño e instalación de jardines verticales) y la organización Paisajismo Urbano.
La edificación, de 9 pisos sobre el suelo y 2 bajo tierra, está vestida con más 115 mil plantas, las cuales conforman un jardín vertical con una superficie de 3.117 m2. Según las mediciones de Goncol, la enorme pared verde contribuye diariamente a la limpieza de una huella de carbono equivalente a la generada por 745 vehículos, y provee oxígeno a más de 3 mil personas.
La revista digital Green Roofs, especialista en temas de arquitectura sostenible, calificó a este jardín colombiano como uno de los más hermosos y grandes del mundo, un ejemplo a seguir para el desarrollo de ciudades más inteligentes y conectadas con la naturaleza.
Los jardines verticales son una de las tantas tendencias por las que ha optado la arquitectura y el paisajismo moderno para contrarrestar el impacto de la construcción en las grandes ciudades del mundo, reducir el efecto del calor de los aglomerados urbanos, y generar un entorno sustentable para mejorar la calidad de vida de los habitantes.
Esta tendencia se encuentra íntimamente relacionada con los estudios e innovaciones en neuroarquitectura ambiental y arquitectura bioclimática. La primera, es una especialización que se vale de las neurociencias para diseñar espacios que acompañen adecuadamente la experiencia mental y emocional de las personas, favoreciendo las habilidades cognitivas y reduciendo el nivel de estrés; la segunda, es una rama de la arquitectura que aprovecha eficientemente los recursos naturales para disminuir el impacto ambiental.
El objetivo es lograr una planificación urbana y territorial sostenible, que apueste no solo por el bienestar de la población sino también por el cuidado del medio ambiente.
La crisis de las ciudades
Según un informe elaborado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la mitad de la humanidad (más de 3.500 millones de personas) vive en ciudades, un número que se prevé llegue hasta 5 mil millones para el 2030. Estos centros urbanos, que ocupan sólo el 3% del planeta, representan entre el 60% y el 80% del consumo de energía y 75% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2).
En América Latina y el Caribe, 8 de cada 10 personas viven en ciudades, siendo la región en desarrollo más urbanizada del planeta. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), estas poblaciones urbanas son responsables del 80% de las emisiones de carbono.
El desafío que enfrentan los gobiernos en materia de políticas ambientales es enorme; y en este sentido, la planificación urbana responsable es una pieza fundamental para reducir los altos niveles de contaminación en las ciudades. Edificios más verdes y llenos de vida, como el Santalaia colombiano, suman nuevas perspectivas para revertir, con el tiempo, las consecuencias del cambio climático.