¿Estamos preparados para la virtualidad? Reflexiones de cuarentena

El mundo educativo está alterado. Con millones de alumnos de todo nivel en las casas, son millones también los docentes que manifiestan inconvenientes para lograr la transformación de sus clases al paradigma online. Y sin embargo es preciso dar respuesta a la urgencia actual de traducir un modelo educativo basado en la presencia próxima a uno en el cual la distancia es el principio.

La reciente emergencia sanitaria puso en jaque una diversidad de prácticas tradicionales y la educación no fue la excepción. Si bien el contexto internacional alertaba desde hacía algunas semanas, no todos se prepararon para lo que pasó y lo cierto es que muchos recibieron la noticia de medidas obligatorias de aislamiento sin las herramientas para hacerle frente.

Tal vez lo que en el fondo sucede es que, en realidad, la pedagogía tradicional muchas veces no se conecta directamente con lo que experimentan en el día a día los estudiantes de hoy, miembros de una generación hiperinformada, hiperconectada. Y ahora el rey quedó desnudo, como nunca antes.

Los trabajadores de la educación están enfrentando uno de los más grandes retos de sus carreras. Transformar una clase presencial en una clase virtual no es tarea sencilla, pero menos es hacerlo en el plazo de días. Hay cuatro puntos simples con los que se pueden lograr muchas cosas…

 

1. Planificar y estructurar la clase cambiando el paradigma

La claridad es el factor clave para que los alumnos tengan una óptima experiencia de aprendizaje en el formato virtual. Anticiparse a las dudas que puedan surgir a los estudiantes es indispensable. Si el docente tiene una idea precisa de lo que necesita transmitir, no dejará nada sin decir y evitará que la clase se extienda más de lo necesario.

 

2. Entender el público, escuchar a los alumnos

La clase en línea requiere diseñar instancias de participación previa en las que el educador reemplace el intercambio natural de la clase. Tener una idea de los conocimientos previos y las expectativas de aprendizaje es muy importante para diseñar una clase lo más adecuada posible. Recursos de uso libre y gratuito como Google Forms permiten este tipo de intercambios.

 

3. Sí al ejercicio, no a la conferencia

Las personas aprendemos haciendo. La atención en el mundo online no dura más de 6 a 7 minutos. Pretender que un alumno escuche más allá es muy difícil. Por eso, cada explicación tiene que ser acompañada inmediatamente por algún tipo de ejercitación.

 

4. Elaborar apoyo visual simple

Los docentes que tengan la posibilidad de hacer un video necesitarán acompañarlo de un soporte visual. Estas diapositivas deben ser simples, contener solo la información indispensable, e incluir los gráficos, esquemas, mapas, imágenes que sirvan de soporte a su exposición.

Antes de finalizar, un secreto: el método Whetu de aprendizaje. Nuestros cursos se basan en una fórmula básica: la mejor manera de aprender se produce cuando nos vemos en la necesidad de (inter)actuar para incorporar un conocimiento o habilidad nueva. Estamos entendiendo porque lo buscamos, porque lo queremos, sin que nos lo impongan desde arriba. Esa es la manera natural en la cual las personas aprendemos.

Cuando todo termine, la educación no será la misma otra vez. Anant Agarwal, presidente de edX, sostiene que la educación online es una gran herramienta para la democratización. Este aprendizaje que las circunstancias actuales nos empujan a hacer tiene el potencial de revolucionar nuestra experiencia de la educación, y con eso la experiencia de millones de alumnos.

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