Ocho consejos para finalizar tu curso online

Hacer un curso en línea puede parecerse a escalar un edificio muy alto, pero definitivamente tu esfuerzo será recompensado.

Para tener éxito en el aprendizaje en línea, se necesita algo más que ambición. También necesitas una estrategia sólida para convertir esos sueños en realidad. Sin dudas te enfrentas a un nuevo desafío que puede resultar un tanto complejo, pero la sensación de logro es maravillosa cuando se termina.

Aquí hay ocho maneras de terminar tu curso, para que adquieras un enfoque distinto en caso que no esté funcionando:

 

1. Ten un PORQUÉ

¿Cuál es tu motivación para hacer el curso? ¿Es para avanzar en tu carrera? ¿Cambiar de profesión? ¿Aprender un tema porque siempre te ha interesado pero nunca has tenido la oportunidad? A medida que avances recuerda este propósito. 

 

2. No dediques demasiado tiempo a elegir tu curso

Con los miles de cursos en línea disponibles, las opciones pueden ser abrumadoras. Tómate el tiempo necesario para elegir con cuidado, pero no dediques todo tu tiempo de estudio a decidir qué curso hacer. Lee las páginas de información del curso, el esquema o el programa de estudios y las reseñas de otros alumnos para ayudarte a decidir.

 

3. Dedica tu tiempo a trabajar en el curso, no sólo a pensar en él

¿Te gusta la idea de hacer un curso, pero cuando llega el momento de empezarlo, piensas en un millón de cosas más que hacer? Esto es la clásica procrastinación. 

Es hora de hacer un Pomodoro o dos. Esta técnica, introducida por Francesco Cirillo en los años 80, es sencilla. Apaga las notificaciones que te distraen y pon un temporizador por 25 minutos. Concéntrate en tu trabajo hasta que suene el temporizador. Tómate un breve descanso y repite. Es asombroso todo lo que puedes conseguir cuando te concentras. Si tu mente empieza a desviarse de tu curso, vuelve a traer tus pensamientos a él y sigue adelante.

 

4. Hazlo un hábito

Una y otra vez, los grandes triunfadores nos dicen que han llegado al lugar que ocupan en la vida gracias a la perseverancia. Hacer lo que hay que hacer día tras día. Reserva cada día un tiempo para tu curso, incluso si sólo son unos minutos y ¡terminarás el curso!

Convertirlo en un hábito significa que se necesita menos esfuerzo para empezar cada día. Tu rutina dice «Haz esto ahora» y puedes empezar sin esos debates internos sobre si deberías estar haciendo otra cosa «urgente».

 

5. Gestión del tiempo

¿No estás seguro de cuándo vas a encajar el estudio? Mira tus compromisos y calcula cuándo trabajar en tu curso. Aunque lo mejor es un hábito diario, puede que tu propio horario no te permita estudiar todos los días. Calcula los horarios de unos cuantos días a la semana, o incluso de un solo día, si es la única forma en que puedes lograrlo. Entonces, dale la máxima prioridad y sigue el curso en esos momentos.

 

6. Organízate con el material

Asignar tiempo de estudio está muy bien, pero no lo es tanto si te pasas la mitad de ese tiempo buscando material de escritura y papel, y creando una carpeta virtual en tu dispositivo. Intenta organizarte antes de establecer tu Pomodoro para no distraerte con tareas domésticas que podrías haber hecho en pequeños fragmentos de tiempo de antemano.

 

7. Piensa en los pequeños pasos y divídelo en trozos

Empezar un nuevo curso puede ser emocionante, pero también desalentador. Si se siente desbordado, piense en objetivos intermedios alcanzables. Intente alcanzar un compromiso diario o semanal realista. Si empiezas a retrasarte en tu programa, decide si puedes ponerte al día o si necesitas reevaluar tu plan de estudio.

Muchas personas consiguen más con objetivos SMART. Además, tomar apuntes de forma eficaz puede reducir el tiempo que necesitas dedicar a tu curso.

 

8. Recompensas por los pequeños logros

Date recompensas por tus logros. Eso sí, no dediques tanto tiempo a planificar o a tomar recompensas que escatimes tu tiempo de estudio. Y asegúrate de no recibir tu recompensa hasta que hayas completado realmente la tarea.



Artículo traducido al español. Publicado originalmente por Pat Bowden en The report by class central